Las experiencias duras nos marcan
Gran parte de lo que somos viene determinado por lo que hemos vivido y de nuestro aprendizaje familiar y social.
Solemos subestimar el aprendizaje de las experiencias más duras sin pararnos a pensar en el gran cambio positivo que éstas han podido aportarnos, centrándonos solo en aspectos negativos. Cada tormenta conlleva un aprendizaje.
Añoramos cómo éramos antes de que cosas desagradables nos ocurriesen, sin caer en la cuenta de que en la vida inevitablemente pasaremos por este tipo de cosas, de las que podemos salir derrotados o fortalecidos.
En realidad, son los tiempos dificiles, las grandes decepciones y los sucesos desagradables los que revelan nuestra verdadera naturaleza y los que provocan que seamos más fuertes y resilientes. Casualidad o no, a veces esa tormenta que pasaste te trajo de vuelta a la vida. Paradójicamente y sin esperarlo, tras reponerte de un daño y un gran dolor, estás más en calma que nunca, eres más fuerte y estás más preparad@ para enfrentarte a una situación similar o nueva porque has aprendido recursos nuevos para hacerla frente.
La incertidumbre y el abandono a enfrentarse al dolor es un indicativo de padecer trastorno psicológico
Si en el mundo todas las personas fuesen iguales y quisieran lo mismo, las relaciones humanas serían vacías y no existiría motivación de lucha y superación. Incluso imaginando una sociedad plena de justicia e igualdad, algo maravilloso que todos añoramos… los conflictos seguirían produciéndose.
La inestabilidad está en la propia naturaleza que nos rodea y en la propia naturaleza de los seres humanos. No saber tolerar la ambigüedad, la incertidumbre y el conflicto es un abono fértil para padecer trastornos psicológicos.
Hay que trabajar el dolor
Queremos a toda costa, salir adelante sin sentir dolor, esto lo asociamos a pasar página y ser fuertes con no mostrar señales de debilidad. Que nada ni nadie pueda intuir que un día fuimos débiles, que nos rompimos en mil pedazos… eso puede dar sensación de fragilidad y puede llegar a permitir que nos hagan daño más fácilmente.
El dolor no tiene porque ocultarse, no debemos asociar la falta de dolor con el mantenimiento de la autoestima. El haber pasado por una situación difícil y haberla superado es una señal de orgullo y de belleza.
Tormenta emocional
Lo que una tormenta emocional representa en nuestra vida no lo podremos saber hasta que no salgamos por completo de ella. Incluso hay tormentas que aparecen una y otra vez, y no desaparecen por completo hasta que nosotr@s hayamos conseguido hacerles frente.
Al fin y al cabo, hay tormentas que son inevitables en esta vida. Así que una vez que ya estás bajo de ellas, deja que te empapen y quizás salgas con las ideas más limpias. O directamente con unas nuevas ideas que te devuelvan a conectar con la vida, desde un punto más creativo.
¡¡Después de la tormenta siempre llega la calma!!